5 Macabeo, con su tropa organizada, fue ya invencible para los
gentiles, al haberse cambiado en misericordia la cólera del Señor.
6 Llegando de improviso, incendiaba ciudades y pueblos; después de
ocupar las posiciones estratégicas, causaba al enemigo grandes pérdidas.
7 Prefería la noche como aliada para tales incursiones. La fama de su
valor se extendía por todas partes.
8 Al ver Filipo que este hombre progesaba paulatinamente y que sus
éxitos eran cada día más frecuentes, escribió a Tolomeo, estratega de
Celesiria y Fenicia para que viniese en ayuda de los intereses del rey.
9 Este designó enseguida a Nicanor, hijo de Patroclo, uno de sus
primeros amigos, y le envió al frente de no menos de 20.000 hombres de
todas las naciones para exterminar la raza entera de Judea. Puso a su lado a
Gorgias, general con experiencia en lides guerreras.
10 Nicanor intentaba, por su parte, saldar con la venta de prisioneros
judíos, el tributo de 2.000 talentos que el rey debía a los romanos.
11 Pronto envió a las ciudades marítimas una invitación para que
vinieran a comprar esclavos judíos, prometiendo entregar noventa esclavos
por un talento sin esperarse el castigo del Todopoderoso que estaba a punto
de caer sobre él.
12 Llegó a Judas la noticia de la expedición de Nicanor. Cuando
comunicó a los que le acompañaban que el ejército se acercaba,
13 los cobardes y desconfiados de la justicia divina, comenzaron a
escaparse y alejarse del lugar;
14 los demás vendían todo lo que les quedaba, y pedían al mismo
tiempo al Señor que librara a los que el impío Nicanor tenía vendidos aun
ante de haberse enfrentado.
15 Si no por ellos, sí por las alianzas con sus padres y porque
invocaban en su favor el venerable y majestuoso Nombre.
16 Después de reunir a los suyos, en número de 6.000, el Macabeo les
exhortaba a no dejarse amedrentar por los enemigos y a no temer a
la
muchedumbre de gentiles que injustamente venían contra ellos, sino a
combatir con valor,